La piel sirve de barrera protectora a la vez que termo-regula, recogiendo información procedente del entorno. La piel es también sensible al dolor, es el mayor sistema de alarma para el perro.
La capa cutánea puede variar enormemente de una raza a otra e incluso entre ejemplares, como su pelaje.
Está formada por dos grandes capas superpuestas: la epidermis y la dermis.
La epidermis es la capa exterior y está formada por células que se regeneran constantemente para reemplazar aquellas que van perdiéndose en la superficie cutánea por roce o desgaste.
Bajo la epidermis se encuentra la dermis, capa resistente y flexible a quien debe la sensibilidad y el riego sanguíneo.
Los pelos nacen de las papilas pilosas situadas en la dermis y emergen a la superficie a través de los folículos pilosos.
En los perros de cada folículo piloso salen varios pelos a la vez, de los cuales con frecuencia uno es más grueso y largo que los demás. Este pelo se llama pelo de guardia o primario. Las glándulas sebáceas en la dermis hacen fluir por los folículos pilosos un aceite que mantiene la piel del perro lubricada y la capa brillante.
También en la epidermis desembocan las glándulas sudoríparas, estas glándulas se concentran en las almohadillas y el conducto auditivo, ya que el perro jadea en vez de transpirar, para combatir el calor.
En la dermis existen pequeñas fibras musculares que alteran la posición de los pelos principales o de guarda. Contrayendo o relajando estos diminutos músculos el perro provoca la pilo erección, es decir hace que los pelos se le pongan de punta cuando se siente amenazado, enfurecido, angustiado e inseguro.
Llevar a cabo una limpieza diaria y revisión de su piel y almohadillas nos indicara si nuestro perro tiene algún problema en la piel.
1 Comments
Thanks!